Biblioteca Evita Capitana

Sobre la Nueva Democracia - Capítulo 11

La cultura de nueva democracia

Hemos explicado arriba las características históricas de la política china en el nuevo período y la cuestión de la república de nueva democracia. Ahora podemos pasar a la cuestión de la cultura.

Una cultura dada es el reflejo, en el plano ideológico, de la política y la economía de una sociedad dada. Hay en China una cultura imperialista, que es el reflejo de la total o parcial dominación imperialista sobre China en los terrenos político y económico. Fomentan esta cultura no sólo las instituciones culturales que manejan directamente los imperialistas en China, sino también cierto número de chinos que han perdido todo sentido del pudor. Corresponde a esta categoría toda manifestación cultural que contenga ideas esclavizadoras. En China hay también una cultura semifeudal, reflejo de su política y su economía semifeudales.

Son representantes de esta cultura cuantos abogan por el culto a Confucio, el estudio de los cánones confucianos, el viejo código moral y las viejas ideas y se oponen a la nueva cultura y a las nuevas ideas. La cultura imperialista y la semifeudal, cual hermanas entrañables, forman una alianza reaccionaria en contra de la nueva cultura de China. Estas culturas reaccionarias sirven al imperialismo y a la clase feudal, y deben ser barridas. De otro modo, no será posible construir ninguna nueva cultura. Sin destrucción, no hay construcción; sin contención, no hay flujo; sin reposo, no hay movimiento. La lucha entre la nueva cultura y las culturas reaccionarias es una lucha a muerte.

La nueva cultura constituye el reflejo, en el plano ideológico, de la nueva política y la nueva economía, y está a su servicio.

Como ya hemos señalado en el capítulo III, la sociedad china ha cambiado gradualmente de naturaleza desde la aparición de la economía capitalista en China; ya no es una sociedad totalmente feudal, sino una sociedad semifeudal, aunque todavía predomina la economía feudal. Comparada con esta última, la economía capitalista es nueva. Simultáneamente con la nueva economía capitalista, han surgido y crecido nuevas fuerzas políticas: las de la burguesía, la pequeña burguesía y el proletariado. Y la nueva cultura es el reflejo, en el plano ideológico, de estas nuevas fuerzas económicas y políticas, y está a su servicio. Sin la economía capitalista, sin la burguesía, la pequeña burguesía y el proletariado y sin las fuerzas políticas que representan a estas clases, no habría podido surgir ni la nueva ideología ni la nueva cultura.

Estas nuevas fuerzas políticas, económicas y culturales son todas fuerzas revolucionarias de China, que se oponen a la vieja política, la vieja economía y la vieja cultura. Las tres últimas se componen de dos partes: una, la política, la economía y la cultura semifeudales propias de China, y la otra, la política, la economía y la cultura imperialistas, que predominan en la alianza entre esas dos partes. Ambas son perniciosas y hay que destruirlas totalmente. La lucha entre lo nuevo y lo viejo en la sociedad china es la lucha entre las nuevas Fuerzas, las amplias masas populares (las clases revolucionarias), y las viejas fuerzas, el imperialismo y la clase feudal. Esta lucha entre lo nuevo y lo viejo es la lucha entre la revolución y la contrarrevolución. Dura ya todo un siglo a contar desde la Guerra del Opio, y casi treinta años desde la Revolución de 1911.

Pero, como ya hemos indicado, también las revoluciones pueden clasificarse en nuevas y viejas; lo que es nuevo en un período histórico se hace viejo en otro. En China, los cien años de revolución democrático-burguesa pueden dividirse en dos grandes períodos: los primeros ochenta años y los últimos veinte. Cada uno tiene su característica histórica básica: la revolución democrático-burguesa de China de los primeros ochenta años pertenece a la vieja categoría, mientras que la de los últimos veinte, en virtud de los cambios ocurridos en la situación política internacional y nacional, pertenece a la nueva categoría. La vieja democracia caracteriza los primeros ochenta años; la nueva democracia, los últimos veinte. Esta diferencia en el terreno político también se observa en el terreno cultural.

¿Cómo se manifiesta esta diferencia en el terreno cultural? Esto es lo que a continuación explicaremos.

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