Biblioteca Evita Capitana

Sobre la Nueva Democracia - Capítulo 15

Cultura nacional, científica y de masas

La cultura de nueva democracia es nacional. Está contra la opresión imperialista y por la dignidad e independencia de la nación china. Pertenece a nuestra nación y lleva sus características. Esta cultura se alía con la cultura socialista y la de nueva democracia de las demás naciones, establece con ellas relaciones que permiten un enriquecimiento y desarrollo mutuos, y con ellas forma conjuntamente una nueva cultura mundial; pero, como cultura nacional revolucionaria, en ningún caso puede aliarse con la reaccionaria cultura imperialista de ninguna nación. China debe tomar de la cultura progresista de los otros países gran cantidad de materia prima para nutrir su propia cultura, labor que en el pasado ha sido muy insuficiente.

Debemos asimilar todo lo que hoy nos sea útil, no sólo de la actual cultura socialista y de la de nueva democracia de otros países, sino también de su pasada cultura, por ejemplo, de la cultura de los países capitalistas en el siglo de las luces. No obstante, debemos tratar todo lo extranjero como hacemos con los alimentos -- primero los masticamos y luego los sometemos a un proceso de transformación por las secreciones en el estómago y los intestinos; de este modo, los descomponemos en sustancias nutritivas, que asimilamos, y en desechos, que eliminamos --, pues solamente así podremos sacar provecho de ello. Nunca debemos engullirnos las cosas y asimilarlas sin crítica. Es erróneo preconizar la "occidentalización integral".

China ha sufrido mucho a causa de la imitación mecánica de lo extranjero. De igual modo, al aplicar el marxismo en nuestro país, los comunistas chinos deben integrar plena y adecuadamente la verdad universal del marxismo con la práctica concreta de la revolución china; en otras palabras, el marxismo debe combinarse con las características nacionales y revestir una determinada forma nacional para poder ser útil; en ninguna circunstancia es admisible aplicarlo de manera subjetiva y formulista. Los marxistas formulistas no hacen más que mofarse del marxismo y de la revolución china; para ellos no hay cabida en las filas de ésta. La cultura china debe tener su propia forma, es decir, una Forma nacional. Nacional en la forma y de nueva democracia en el contenido, tal es nuestra nueva cultura de hoy.

La cultura de nueva democracia es científica. Está contra toda idea feudal y supersticiosa y por la búsqueda de la verdad en los hechos, por la verdad objetiva y por la unidad entre la teoría y la práctica. A este respecto, el proletariado chino, con su pensamiento científico, puede formar un frente único contra el imperialismo, el Feudalismo y la superstición con los materialistas y hombres de ciencia de la burguesía china que sean progresistas, pero nunca puede formar un Frente único con ningún tipo de idealismo reaccionario. En la acción política, los comunistas pueden establecer un frente único antiimperialista y antifeudal con idealistas e incluso con creyentes, pero nunca pueden aprobar su idealismo ni sus doctrinas religiosas. En el curso de los largos siglos de la sociedad feudal china se creó una espléndida cultura. Analizar el proceso de desarrollo de esa cultura, eliminar su escoria feudal y asimilar su quintaesencia democrática es una condición necesaria para desarrollar la nueva cultura nacional y reforzar la autoconfianza nacional; pero en ningún caso podemos recogerlo todo indiscriminadamente y sin crítica.

Es imperativo separar la excelente cultura antigua popular, o sea, la que posee un carácter más o menos democrático y revolucionario, de todo lo podrido, propio de la vieja clase dominante feudal. La nueva política y la nueva economía actuales de China provienen de su vieja política y su vieja economía, y su actual nueva cultura también proviene de su vieja cultura; por ello, debemos respetar nuestra propia historia y no amputarla. Pero respetar la historia significa conferirle el lugar que científicamente le corresponde, significa respetar su desarrollo dialéctico, y no glorificar lo antiguo para denigrar lo presente ni ensalzar el veneno feudal. En cuanto a las masas populares y a la juventud estudiantil, lo esencial es orientarlas para que miren hacia adelante y no hacia atrás.

La cultura de nueva democracia pertenece a las masas y es, por lo tanto, democrática. Debe servir a las masas trabajadoras, a los obreros y los campesinos, que constituyen más del 90 por ciento de la nación, y convertirse gradualmente en su propia cultura. Hay que hacer una distinción de grado entre los conocimientos impartidos a los cuadros revolucionarios y los impartidos a las masas revolucionarias y, a la vez, vincularlos, así como distinguir entre la elevación del nivel cultural y la popularización de los conocimientos y, a la vez, vincularlas.

La cultura revolucionaria es para las grandes masas populares una poderosa arma de la revolución. Antes de la revolución, prepara ideológicamente el terreno, y durante ella, constituye un sector necesario e importante de su frente general. Los trabajadores revolucionarios de la cultura son comandantes en diferentes niveles de este frente cultural. "Sin teoría revolucionaria, no puede haber tampoco movimiento revolucionario"; de esto se desprende lo importante que es el movimiento cultural revolucionario para el movimiento práctico de la revolución. Tanto el movimiento cultural como el práctico deben ser de masas. Por consiguiente, los trabajadores progresistas de la cultura deben tener, durante la Guerra de Resistencia contra el Japón, su propio ejército cultural, y éste no puede ser sino las grandes masas populares.

Un trabajador revolucionario de la cultura que no vaya a las masas es un "comandante sin tropas" y no dispone de la potencia de fuego para abatir al enemigo. Para alcanzar este objetivo, la lengua escrita debe ser reformada bajo determinadas condiciones y nuestro lenguaje tiene que aproximarse al de las masas populares, porque son ellas la fuente inagotable de nuestra cultura revolucionaria.

Cultura nacional, científica y de masas: tal es la cultura antiimperialista y antifeudal de las amplias masas populares, la cultura de nueva democracia, la nueva cultura de la nación china.

La política, la economía y la cultura de nueva democracia, combinadas, constituyen la república de nueva democracia, la República de China digna de su nombre, la nueva China que nos proponemos crear.

La nueva China está a la vista. ¡Saludémosla!

Ya los mástiles del barco se divisan en lontananza. ¡Acojamos a la nueva China con una ovación!

¡Levantemos los brazos! ¡La nueva China es nuestra!

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