El Libro Verde - Capítulo 26
La educación
La educación, o el aprendizaje, no es necesariamente ese currículo rutinario ni esas materias clasificadas en libros de texto que los jóvenes son obligados a aprender durante horas específicas, sentados en filas de escritorios. Este tipo de educación, que hoy prevalece en todo el mundo, está dirigida contra la libertad humana.
La educación controlada por el Estado, de la que los gobiernos se jactan cuando logran imponerla a los jóvenes, es un método de supresión de la libertad. Es una eliminación forzosa del talento humano, así como una imposición coercitiva sobre las elecciones individuales. Es un acto de dictadura destructivo para la libertad, pues priva a las personas de su capacidad de elección, creatividad y brillantez. Obligar a un ser humano a aprender según un currículo establecido es un acto dictatorial. Imponer ciertas materias a las personas también lo es.
La educación estandarizada y controlada por el Estado es, en realidad, un proceso de embrutecimiento forzado de las masas. Todos los gobiernos que diseñan planes educativos en términos de currículos formales y los imponen coaccionan a sus ciudadanos. Todos los métodos de educación que hoy imperan en el mundo deberían ser destruidos mediante una revolución cultural universal que libere la mente humana de los programas de fanatismo que imponen una distorsión deliberada del gusto, la capacidad conceptual y la mentalidad del hombre.
Esto no significa que las escuelas deban cerrarse ni que las personas deban dar la espalda a la educación, como podrían interpretar los lectores superficiales. Por el contrario, significa que la sociedad debe proporcionar todos los tipos de educación, brindando a las personas la posibilidad de elegir libremente las materias que deseen aprender.
Para ello, es necesario contar con un número suficiente de escuelas que cubran todas las áreas del conocimiento. La escasez de escuelas restringe la libertad de elección, obligando a las personas a aprender únicamente las materias disponibles y privándolas de su derecho natural a elegir debido a la falta de opciones.
Las sociedades que prohíben o monopolizan el conocimiento son sociedades reaccionarias, inclinadas hacia la ignorancia y hostiles a la libertad. Aquellas que prohíben la enseñanza de la religión son igualmente reaccionarias, sesgadas hacia la ignorancia y opuestas a la libertad. Del mismo modo, las sociedades que monopolizan la educación religiosa, que distorsionan las religiones, las civilizaciones o el comportamiento de otros al enseñar sobre ellos, o que consideran el conocimiento materialista un tabú, son reaccionarias, promotoras de la ignorancia y contrarias a la libertad.
El conocimiento es un derecho natural de todo ser humano, y nadie tiene derecho a privarlo de este bajo ningún pretexto, salvo en el caso de que haya cometido un acto que lo prive de dicho derecho.
La ignorancia llegará a su fin cuando todo sea presentado tal como es en realidad y cuando el conocimiento sobre todas las cosas esté disponible para cada persona de la manera que mejor le convenga.