Biblioteca Evita Capitana

El Libro Verde - Capítulo 27

La música y el arte

Los seres humanos, al estar aún en un estado de atraso, no han logrado hablar un idioma común. Hasta que esta aspiración humana se haga realidad, lo cual parece imposible, la expresión de la alegría y la tristeza, de lo bueno y lo malo, de lo bello y lo feo, de lo cómodo y lo miserable, de lo mortal y lo eterno, del amor y el odio, la descripción de los colores, los sentimientos, los gustos y los estados de ánimo, seguirá realizándose según el idioma que cada persona hable de manera espontánea. Incluso el comportamiento resultará de la reacción que el idioma genere en la mente de quien lo habla.

Por ahora, aprender un solo idioma, cualquiera que sea, no es la solución. Este problema seguirá sin resolverse hasta que el proceso de unificación de las lenguas se desarrolle con el tiempo, siempre y cuando el factor hereditario pierda su efecto en las generaciones futuras a lo largo de un período suficiente.

El sentimiento, el gusto y el estado de ánimo de los antepasados influyen en los de sus descendientes. Si aquellos hablaban diferentes idiomas y sus hijos, en cambio, hablaran una sola lengua, esto no significaría necesariamente que compartirán los mismos gustos solo por el hecho de hablar el mismo idioma. Tales afinidades solo podrán lograrse cuando el nuevo idioma sea capaz de transmitir el gusto y la sensibilidad heredados de una generación a otra.

Si un grupo de personas viste de blanco en señal de luto y otro grupo usa negro, el sentimiento de cada grupo se ajustará según estos dos colores. Es decir, un grupo rechazará el color negro en esa ocasión, mientras que el otro lo preferirá, y viceversa. Este sentimiento deja su efecto físico tanto en las células como en los genes del cuerpo. Tal adaptación se transmite por herencia. Los herederos rechazan automáticamente el color que rechazaron sus antecesores, como resultado de la transmisión hereditaria de ese sentimiento.

En consecuencia, las personas solo encuentran armonía con sus propias artes y su propio legado cultural. No se sienten en sintonía con el arte de otros debido a la herencia, incluso si esos pueblos que difieren en su herencia hablan un mismo idioma. Dicha diferencia también surge dentro de un mismo pueblo, aunque sea a menor escala.

Por lo tanto, aprender un solo idioma no es el problema, ni tampoco lo es comprender las artes de otros como resultado del aprendizaje de su lengua. El verdadero problema es la imposibilidad de una adaptación intuitiva real al idioma de los demás.

Esto seguirá siendo imposible hasta que los efectos de la herencia, que se transmiten en el cuerpo humano, lleguen a su fin. La humanidad sigue estando atrasada porque aún no se comunica en un idioma común heredado. Es solo cuestión de tiempo para que la humanidad logre ese objetivo, a menos que la civilización sufra un retroceso.

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