El Libro Verde - Capítulo 4
La clase
El sistema político basado en clases es igual que el sistema de partidos, tribal o sectario, ya que una clase domina la sociedad de la misma manera en que lo haría un partido, una tribu o una secta.
Las clases, al igual que los partidos, sectas o tribus, son grupos de personas dentro de la sociedad que comparten intereses comunes. Estos intereses surgen de la existencia de un grupo de personas unidas por lazos de sangre, creencias, cultura, localidad o nivel de vida. Clases, partidos, sectas y tribus emergen porque estos factores crean una visión común con el objetivo de alcanzar un fin compartido. Así, surgen estructuras sociales en forma de clases, partidos, tribus o sectas, que eventualmente se convierten en entidades políticas dirigidas a la realización de los objetivos de ese grupo.
En todos los casos, el pueblo no es la clase, el partido, la tribu ni la secta, ya que estos no son más que un segmento del pueblo y constituyen una minoría. Si una clase, un partido, una tribu o una secta domina una sociedad, entonces el sistema dominante se convierte en una dictadura.
Sin embargo, una coalición de clases o tribus es preferible a una coalición de partidos, ya que las sociedades originalmente estaban compuestas por comunidades tribales. Es raro encontrar un grupo de personas que no pertenezca a una tribu, y todas las personas pertenecen a una clase específica. En cambio, ningún partido o coalición de partidos abarca a todo el pueblo, por lo que un partido o coalición representa siempre a una minoría en comparación con las masas que quedan fuera de su membresía.
Bajo una democracia genuina, no puede haber justificación para que una clase someta a otras en beneficio de sus propios intereses. De manera similar, ningún partido, tribu o secta debería oprimir a otros por sus propios intereses.
Permitir tales acciones abandona la lógica de la democracia y justifica el recurso a la fuerza. Estas políticas de supresión son dictatoriales porque no responden al interés de toda la sociedad, la cual está compuesta por más de una clase, tribu o secta, o por miembros de un solo partido.
No hay justificación para tales acciones, aunque el argumento dictatorial sostiene que la sociedad está compuesta por numerosos segmentos, y que uno de ellos debe eliminar a los demás para mantenerse en el poder de manera exclusiva.
Este ejercicio no responde, por lo tanto, al interés de toda la sociedad, sino al interés de una clase, tribu, secta, partido o de aquellos que afirman hablar en nombre de la sociedad. En esencia, este acto está dirigido contra los miembros de la sociedad que no pertenecen al partido, clase, tribu o secta que lleva a cabo la eliminación.
Una sociedad desgarrada por disputas entre partidos es similar a una que está dividida por conflictos tribales o sectarios.
Un partido que se forma en nombre de una clase inevitablemente se convierte en un sustituto de esa clase y continúa un proceso de transformación espontánea hasta volverse hostil a la misma clase a la que reemplaza.
Cualquier clase que herede una sociedad también hereda sus características. Si la clase trabajadora, por ejemplo, subyuga a todas las demás clases de una sociedad determinada, se convierte en su única heredera y forma su base material y social.
El heredero adquiere los rasgos de aquellos de quienes hereda, aunque esto puede no ser evidente de inmediato. Con el paso del tiempo, las características de las clases eliminadas comenzarán a surgir dentro de la propia clase trabajadora. Los miembros de la nueva sociedad asumirán actitudes y perspectivas acordes con sus nuevas características evolutivas.
Así, la clase trabajadora desarrollará una sociedad separada que poseerá todas las contradicciones de la sociedad anterior. En la primera etapa, el nivel material y la importancia de sus miembros se volverán desiguales. Posteriormente, surgirán grupos que, de forma automática, se convertirán en clases similares a aquellas que fueron eliminadas.
De este modo, la lucha por la dominación de la sociedad comenzará de nuevo. Cada grupo de personas, cada facción y cada nueva clase competirán por convertirse en el instrumento de gobierno.
Por su naturaleza social, la base material de cualquier sociedad es cambiante. El instrumento de gobierno de esta base material puede mantenerse durante un tiempo, pero eventualmente se volverá obsoleto a medida que surjan nuevos estándares materiales y sociales que formen una nueva base material.
Cualquier sociedad que experimente un conflicto de clases pudo haber sido en algún momento una sociedad de una sola clase, pero, a través de la evolución, inevitablemente se convierte en una sociedad de múltiples clases.
La clase que expropia y se apropia de las posesiones de otros para mantener su poder pronto descubrirá que, a través de la evolución, ella misma estará sujeta a cambios, como si se tratara de la sociedad en su conjunto.
En resumen, todos los intentos de unificar la base material de una sociedad para resolver el problema del gobierno, o de poner fin a la lucha en favor de un partido, clase, secta o tribu, han fracasado.
Asimismo, todos los esfuerzos por apaciguar a las masas mediante la elección de representantes o a través de parlamentos también han fracasado. Continuar con tales prácticas sería una pérdida de tiempo y una burla al pueblo.